martes, 31 de marzo de 2015

Torca de Jornos II

Participantes: Carlos Aranda, Javi, Gabri, Pilar y el que escribe, Carlos Heras


Después de unos cuantos días en Cantabria realizando actividades, ya llegaba el momento de realizar la actividad estrella que habíamos preparado para la semana santa. En esta ocasión no se trataba de una gran travesía sino de una gran vertical y, por qué no, con un gran pozo. Así que decidido, visitaríamos tierras bilbaínas y haríamos Jornos II por la vía de los valencianos, descendiendo su imponente pozo Gotxilo de 292 m. 

El día anterior preparamos todo el material y, ojo, porque no íbamos a pasar ni gota de frío. Éramos 5 y llevábamos 7 sacas y una cuerda de 70 m suelta. La cosa prometía palizón. Nos levantamos pronto y comenzamos a desayunar. Ya se percibía el ambiente silencioso que precede a una gran cueva, momento en el que esa procesión de pensamientos recorren la cabeza de cada espeleólogo. 
Una vez desayunamos nos pusimos en marcha en dirección al valle de karrantza, donde habíamos estado hacía unos meses buscando la boca, pero en aquella ocasión las fuertes lluvias nos impidieron encontrarla al haber destrozado el camino de acceso. Esta vez íbamos a tener más suerte ya que la pista estaba arreglada. 

Continuamos por ésta hasta que nuestra suerte se desvaneció, el camino no estaba en buen estado, no podíamos seguir con los coches y todavía estábamos a unos 5 km…no empezábamos muy bien. 


Llevábamos mucho material pero eso no nos iba a detener, en un periquete nos cambiamos y continuamos a pie con todo a la espalda. 


Nos costó un rato localizar la cueva pero una vez en ella no nos lo pensamos ni un momento, nos adentramos en su tremenda boca...


...y acto seguido comencé con la instalación del primer R5 el cual nos deja en la galería de entrada. 


Continuamos por esta con el infortunio de encontrarnos un ciervo muerto en el curso de agua, el cual desprendía un olor infernal. 

Un poco más adelante superamos el paso estrecho con mucho cuidado para no terminar empapados. Continuando por la galería llegamos al P 170 por el cual se precipita el curso de agua, este pozo es el comienzo de la vía clásica de esta cueva. 


Nosotros no descendimos por él, continué instalando el pasamanos que permite cruzar al otro lado del pozo...


...y que un poco más adelante, por una pequeña ventana, nos sitúa en la cabecera del primer P 72, el cual sí descendimos. 


Un pozo espectacular que no nos lo puso fácil ya que tiene un aporte de agua que nos duchó un poquito. Tras este continuamos con un P 14 y un P 45 desde el cual se puede ver la parte baja del P 170 que anteriormente habíamos esquivado. 


Una vez aquí realizamos una escalada de 5m la cual nos conduce al entronque por donde accedimos al pozo Gotxilo. 


Éste era el lugar apropiado para descansar antes del gran pozo. 


Después de una pausa, comencé a instalar el pasamanos de acceso al pozo mientras los demás se colocaban por orden en función de la saca que llevaba cada uno. 


Una vez en la cabecera localicé el cordino guía que conduce a las dos cabeceras que hay con cadena, a partir de aquí todo son spits. La verdad es que el descenso es espectacular, ver como uno a uno nos íbamos colgando en semejante pozo era impresionante. 



Una vez en el cono de derrubios de la base del pozo, solo nos quedaban los últimos 56 metros para llegar al fondo de la torca, así que a por ellos. Tras 6 horas y media llegamos al fondo de la sima que es una pasada, pero todavía nos quedaba la subida que prometía ser dura. 


Comenzamos el ascenso, Pilar empezó la desinstalación y en el cono de derrubios le tomé el relevo hasta la calle. La desinstalación fue dura ya que a ratos iba con dos sacas y muchos metros de cuerda por delante. Una vez en el entronque Javi y Pilar salieron directos hacia la calle con tres sacas. Mientras Gabri subía con una saca “bomba” y Aranda con todo lo que le iba pasando. Subimos el pozo de 72 m, el pasamanos del pozo de 170 metros se desmontó rápidamente, casi estábamos en la calle. 
Cuando salimos hace una noche de perros, estaba lloviendo, había nieva y hacía mucho aire…sin duda las mejores condiciones para bajar hasta el coche cargados de lo lindo durante 5 km. Cuando comenzamos el descenso al coche, apareció Pilar que ya había ido al coche, descargado y vuelto para echarnos una mano con el material, menos mal porque nos vino de lujo. 
Ya en el coche nos cambiamos y nos piramos rápidamente al albergue ya que la noche no estaba muy agradable. Una vez a cubierto nos tomamos una cervecilla y nos fuimos a la cama con una paliza que había sido casi tan espectacular como la tremenda vertical, para descansar y así al día siguiente celebrar la hazaña de pinchos por Laredo…nos lo habíamos ganado.