sábado, 31 de octubre de 2015

Torca de la Canal - Cueva de Valle

Participantes: Carlos, Pilar, Aranda, Gabri y el que escribe, Javi.


Nuestro plan inicial para el fin de semana era bajar a Almería y visitar su famoso Karst de yesos de Sorbas. Sin embargo, después de una serie de catastróficas desdichas: el permiso llegó demasiado tarde, la probabilidad de lluvia en Almería era muy alta…; a última hora del viernes decidimos hacer uso de un plan B y subir a Cantabria, la alternativa prevista por si algo salía mal (como preveíamos que podía pasar).

Así pues, pusimos rumbo al norte y el sábado tras levantarnos pronto y desayunar, fuimos hacia Rasines a la cueva de Valle para realizar la combinación de coches necesaria para la travesía de Canal – Valle. Tras dejar allí uno de los coches, nos dirigimos hacia la boca de Canal, donde preparamos el material necesario.


La torca de la Canal se encuentra a escasos 20 minutos de donde dejamos el coche, una vez allí nos adentramos en su gran boca, y llegamos hasta la zona de las estrecheces previas al pozo de 7 m, en la que alguno pasó algún que otro apuro. 


A continuación, bajamos el pozo hasta un meandro que conduce al laminador vertical que pasamos sin problemas. Poco después, nos encontramos en el cruce entre la Torca de Caballos y la salida hacia Valle, donde se encuentra el libro. Firmamos y sin más demora, continuamos dirección Valle.


Pasamos una serie de pequeños laminadores y salas hasta llegar a los pozos de 5 y 8 m, que nos sitúan en los Laminadores. 


Tras cruzarlos llegamos a la Sala de la Lluvia y una vez atravesada, a la Galería de la Luna, donde hay… más laminadores… 


Poco más adelante nos encontramos con la Galería del Sahara, que también es de techo bajo, y a continuación llegamos por fin a la Galería Cómoda, la cual te da un respiro después de tantos laminadores juntos. 



Esta Galería nos conduce a la Galería de la Playa y aquí nos encontramos con el río silencio, el cual nos acompañara hasta el final de la cueva.




Después de pasar todos los caos de bloques, que son unos pocos al igual que los laminadores, llegamos al agujero soplador y tras cruzarlo nos encontramos con la sorpresa del día, el lago que hay a la entrada de Valle y que se encontraba con mucha más agua de lo habitual, así que, sin neopreno, unos lo cruzaron con el agua hasta casi el cuello y algunos otros lo nadamos, pudiendo comprobar que la temperatura del agua era “algo fresca”. De aquí a la calle a ver el mamut con unas cervezas bien frescas para comentar la jugada.