lunes, 28 de diciembre de 2015

Travesía Torca de Los Cañaos - Riocueva

Participantes: Carlos Heras y la que escribe, Pilar Carrasco



Aún teniendo algo más de 5 km de desarrollo, este pequeño sistema no recibe muchas visitas al año, salvo las de los espeleólogos ingleses que todavía la exploran. Madrugamos bastante pues teníamos que desplazarnos hasta la localidad de Villaverde de Pontones y allí buscar la boca de la Torca de los Cañaos de la que sólo disponíamos de un par de coordenadas GPS que además no coincidían entre sí. No era tarea fácil...

Pusimos las coordenadas en el GPS y dejamos el coche en el punto más cercano a las mismas. La posición la marcaba en el centro de una gran cantidad de cañas, era prácticamente imposible que la boca estuviera allí. Preguntamos a un ganadero de la zona que amablemente nos indicó donde encontrar la cueva, pero sus indicaciones nos llevaron a la boca de Riocueva.

Con pocas alternativas ya, cambiamos las coordenadas GPS y retrocedimos sobre nuestros pasos. Esta vez el GPS nos llevó a una pequeña depresión rodeada de altos árboles donde, ahora sí, se encontraba la Torca de los Cañaos. 


No perdimos más tiempo, nos vestimos y comenzamos a descender la Torca. Ese día Cantabria se encontraba en alerta por fuertes vientos, las rachas eran tan fuertes que zarandeaban los árboles produciendo un sonido estremecedor. Dentro de la cueva volvió la paz.

Nuestro primer objetivo fue visitar la Galería del Yeso, repleta de grandes cristales de yeso por doquier. 


En su principio algo sucios, pero con pequeñas zonas todavía intactas que conservan su gran belleza. 


Esta galería es larga y cómoda,


, y en ella se pueden ver otras formaciones que nos llaman la atención. 





En un punto, la galería comienza a estrecharse, hasta hacerse prácticamente impenetrable. Es aquí donde nos dimos la vuelta en dirección a la Torca pero esta vez pasando por el Paso del Diablo, un gran desfondamiento que atravesamos mediante un pasamanos, 


y la Galería Maybe.

Una vez en la Torca, pusimos rumbo a Riocueva. Una pequeña confusión nos lleva al río, bien llamado el Río de los Huesos, pues podemos contar por centenares los huesos de caballos y vacas que están en el cauce. 


Encontrado el camino correcto, avanzamos por cómodas galerías dejando atrás el Paso de la muerte y la Galería del Tembleque, en la que el sonido de cada pisada retumba a lo largo de toda la galería. 


Un paso bastante estrecho aumenta el interés de nuestro avance. 


A partir de aquí empezamos a encontrar excavaciones delimitadas por cuerdas. Avanzamos un poco más, con cuidado de no pisar en las zonas de tierra acordonadas, hasta que visualizamos la luz de la calle.


Retomamos el camino de vuelta para salir por la torca desmontando las cuerdas instaladas. Bonito sistema, poco transitado ya, pero supongo que muy visitado anteriormente por la cantidad de pintadas en las paredes cerca de la zona de Riocueva. Una lástima que no se sepa apreciar la belleza natural de las cuevas y se tenga la necesidad vital de plasmar los nombres de los visitantes ennegreciendo las paredes.